
15 de mayo de 2022 |
Mandamiento nuevo
para un Cielo y una Tierra nuevos
Todo. El Cielo y la Tierra nuevos, desde sus cimientos. Una nueva creación que se caracteriza porque Dios se viene a vivir con los hombres. Un mundo en el que ya no habrá más muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor... Pero esto sólo es posible cuando todo sea verdaderamente nuevo: cuando el odio y la esclavitud, la injusticia y la violencia propios del mundo presente sean sustituidos por comportamientos alternativos que tengan su origen en el corazón de Dios. ¿Llegará a realizarse alguna vez? Para que siga creciendo, para que se vaya consolidando... «Os doy un mandamiento nuevo...»

22 de mayo de 2022 |
Templo no vi ninguno
Tampoco esto se lo habría podido imaginar el ser humano y, más de dos mil años después de que se completara el Nuevo Testamento, aún nos cuesta trabajo entenderlo y aceptarlo: una religión sin necesidad de templos, una relación con Dios sin necesidad de intermediarios, o quizá sí, con un único intermediario: el prójimo. Y el amor.

29 de mayo de 2022 |
Somos testigos... ¿lo somos?
Jesús fue un utópico y un revolucionario: propuso cambiar este mundo para sustituirlo por otro totalmente nuevo en el que los hombres pudiéramos vivir como hermanos. Como le ha sucedido a casi todos los revolucionarios fue considerado un delincuente; como a todos los utópicos, lo tacharon y lo siguen tachando de visionario. La ascensión que hoy celebramos significa, sin embargo, que Dios le da la razón a él, que el Padre respalda su proyecto y declara suyas su revolución y su utopía. Y nosotros somos testigos de todo esto. ¿Cuál es nuestro testimonio?

5 de junio de 2022 |
Fuego, agua, viento...
Tres grandes aliados de la vida, pero también tres grandes enemigos del hombre; tres fenómenos naturales que el hombre nunca ha podido dominar del todo, experimentados siempre como una terrible amenaza si se desencadenan. La tormenta los contiene a los tres, el rayo, el aguacero y el huracán, terribles amenazas de muerte.
Los tres son también símbolo del Espíritu: pero se trata de un fuego que no abrasa, un agua que no ahoga y un viento que no arrasa.
Al final, el suave soplo del Espíritu acabará por apagar esos otros fuegos, dispersará los nubarrones amenazantes y apaciguará los huracanes, dejando abierta la esperanza de una humanidad reconciliada consigo misma y con Dios.