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Formulario de acceso

Domingo 6º de Pascua
Ciclo B

5 de mayo de 2024
 

¿Cómo El Señor es "señor"?

    Dios no es “señor” al estilo de los señores de la tierra. Su señorío es de otra clase. Él es un Señor sin siervos. Por eso en su ley no manda que lo sirvamos a él, sino que nos queramos unos a otros. Su señorío -el del Padre y el del Hijo- no es otro que su amor sin medida, manifestado en el don de la vida, de su vida, que nos hace hijos, amigos... hermanos.
    ¿El Señor? Él prefiere “Padre”; Jesús, amigo y hermano.

Ascensión de Jesús
Ciclo B

  12 de mayo de 2024
 
 
Dios, humanizado; el Hombre, divinizado


    Dios quiso ser hombre; y lo fue en Jesús de Nazaret. Ese hecho no se quedó en una mera anécdota, en un episodio pasajero. Dios no ha abandonado jamás esa humanidad que asumió. Y esa fusión de la divinidad con la humanidad se convirtió en algo irreversible y definitivo: Dios permanece humanizado; el Hombre está definitivamente divinizado.
    La ascensión de Jesús significa, además, que, porque Jesús fue fiel a su compromiso con la tierra, el Padre lo recibió en su casa y lo sentó a su lado en el cielo. Su presencia junto al Padre nos proporciona una firme seguridad pues sabemos que Jesús está ocupado en prepararnos un lugar junto a él; pero, precisamente por eso, a nosotros nos toca preocuparnos de que todos los hombres tengan un lugar digno para vivir ya aquí, en la tierra. Todo esto celebramos hoy.

 

Domingo de Pentecostés
Ciclo B

19 de mayo de 2024
 

Energía de vida para una nueva humanidad

    Hoy celebramos la fiesta del Espíritu Santo; el Espíritu es la energía vital de Dios que se nos comunica para que se lleve a término la obra de la creación y que nos capacita para dedicar esa -ya nuestra- vida a luchar contra lo que impide que el ser humano llegue a su plenitud correspondiendo al amor de Dios con el amor a los hermanos y a dedicar la vida a hacer posible el crecimiento de esa nueva humanidad justa, solidaria, sororal y fraterna.

Domingo de la Santísima Trinidad
Ciclo B

26 de mayo de 2024
 

Porque es el único liberador

   La historia de las relaciones de Dios con la humanidad es la historia del compromiso de Dios con la libertad y la vida de los hombres; y en ese compromiso realizado, Dios se da a conocer como liberador y dador de vida; y esto en contra del intento de algunos que, interesadamente, tratan de presentar a Dios como enemigo de la libertad y amenaza para la vida de los hombres. Los dioses falsos son siempre opresores; y falsos son los dioses de los opresores. En cambio, reconocemos al verdadero Dios, porque él es un Dios liberador.

Corpus Christi

2 de junio de 2024
 

Don de sí y compromiso

    En la antigua alianza Dios se comprometió a estar con una pequeña porción de la humanidad, a la que hizo su pueblo y a la que exigió que guardara sus mandamientos; con la nueva alianza Dios se ofrece para ser Padre de todos los que quieran vivir como hermanos. Por eso esta nueva alianza se sella «mediante sangre no de cabras y becerros», sino con la del primer Hijo y del primero entre los hermanos. Por eso la Eucaristía no puede ser, entre nosotros, una ceremonia más, rutinaria y vacía. La Eucaristía recuerda y renueva el don de Jesús, su entrega a la muerte, consecuencia del conflicto con los enemigos del hombre y manifestación de su extremo amor. La Eucaristía renueva también el compromiso, sellado con sangre, de quienes han decidido hacer de la vida y de la muerte de Jesús la norma de la propia vida.

Domingo 10º del Tiempo Ordinario
Ciclo B

9 de junio de 2024
 

Jesús, su padre y su familia

 

    Jesús puso en crisis muchas ideas, muchas tradiciones, muchas instituciones. Hasta la religión oficial y la familia. Era necesario que quedara claro que el punto más alto en su escala de valores lo ocupaba la voluntad su Padre: convertir la humanidad en una gran familia.

Domingo 11º del Tiempo Ordinario
Ciclo B

16 de junio de 2024
 

Comunidad humilde y acogedora

    ¿Cambiar a las personas o cambiar el mundo? Las dos cosas. No es posible un mundo nuevo si las personas siguen apegadas a la vieja mentalidad. Leamos la historia y veamos cómo esa fue una de las principales causas del fracaso de muchas bienintencionadas revoluciones. Pero, por otro lado, ¿de qué valdría un hombre nuevo que no fuera capaz de crear un nuevo orden social? De ese nuevo orden, la comunidad cristiana debe ser primicia y levadura; pequeña en sus comienzos, crecerá y se hará grande -anunció Jesús-, aunque su grandeza no sería la que sus paisanos esperaban ni la que muchas veces algunos han querido.

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