Domingo 11º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Segunda lectura: 2ª Corintios 5,6-10

 

 

        6 En consecuencia, siempre estamos animosos, aunque sepamos que, mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados del Señor, 7 porque nos guía la fe, no la vista. 8 A pesar de todo, estamos animosos, aunque preferiríamos el destierro lejos del cuerpo y vivir con el Señor.
        9 En todo caso, sea en este domicilio o en el destierro, nuestro mayor empeño es agradarle, 10 porque todos tenemos que aparecer como somos ante el tribunal del Mesías, y cada uno recibirá lo suyo, bueno o malo, según se haya portado mientras tenía este cuerpo.
 

              En el capítulo 4 y en los primeros versículos del 5 de la 2ª carta a los corintios, Pablo presenta la vida del apóstol, su propia vida y su actividad como el resultado de un encargo de Dios que suponen, entre otras cosas, esfuerzo, lucha y conflictos (tribulaciones) que él afronta gracias a la fuerza de Dios que le comunicó su Espíritu (5,5).
             Por eso, el ánimo de Pablo es firme, sin dejarse quebrar por las circunstancias citadas. Y eso, a pesar de que mientras está luchando en este mundo, anhela el encuentro definitivo con el Señor. Ese encuentro consistirá o comenzará con un juicio en el que cada uno recibirá según haya sido su respuesta al mensaje del evangelio en el tiempo en el que duró su vida en este Mundo.

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