Domingo 2º de Cuaresma - Ciclo B


Salmo responsorial:  115, 10.15-19

 

10 Tenía fe, aun cuando dije:
            «Qué desgraciado soy».
15 Mucho le cuesta al Señor
            la muerte de sus fieles.
 
16 Señor, yo soy tu siervo,
            siervo tuyo, hijo de tu esclava:
            rompiste mis cadenas.
17 Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
            invocando tu nombre, Señor.

18 Cumpliré al Señor mis votos,
            en presencia de todo el pueblo;
19 en el atrio de la casa del Señor,
            en medio de ti, Jerusalén. ¡Aleluya!

 

            Canto de acción de gracias por la liberación obtenida. El salmista confía en el Señor aun en momentos de desgracia; sólo en él pone su confianza. Ser siervo del Dios de Israel significa ser un hombre libre, pues Él es el Dios de la liberación. Las ceremonias litúrgicas encuentran su sentido también en este hecho: son expresión de agradecimiento y alabanza por la liberación obtenida gracias a la acción de Dios.

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