Domingo 3º de Cuaresma - Ciclo B


Salmo responsorial: 18 (19),8-11

 

8 La ley del Señor es perfecta
             y es descanso del alma;
 el precepto del Señor es fiel
             e instruye al ignorante;
 9 los mandatos del Señor son rectos
             y alegran el corazón;
 la norma del Señor es límpida
             y da luz a los ojos;
 10 la voluntad del Señor es pura
             y eternamente estable;
 los mandamientos del Señor son verdaderos
             y enteramente justos;
 11 mas preciosos que el oro,
             más que el oro lino;
 más dulces que la miel
             de un panal que destila.

 

 

            Himno de alabanza en el que se unen, en la motivación del salmista, la creación (no se recitarán en la celebración los versos que se refieren a la acción creadora: 2-7) y la ley: el orden de la naturaleza y el de la comunidad humana proceden de Dios y hay que reconocer, agradecidos la grandeza y la gloria del autor de tal orden.
             El funcionamiento de la naturaleza es, en sí mismo, un himno silencioso que proclama la grandeza de Dios; la experiencia del salmista  muestra que el cumplimiento de la ley de Dios, lejos de anular la libertad del hombre, le produce una interna y serena armonía, es causa de una profunda y plena paz.

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