Domingo de Ramos - Ciclo B

Salmo responsorial: Salmo 21,8-9. 17-20.23-24

 

Texto

8Al verme se burlan de mi,
    hacen visajes, menean la cabeza:
9«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
    que lo libre si tanto lo quiere».

17Me acorrala una jauría de mastines,
    me cerca una banda de malhechores:
me taladran las manos y los pies,
    18puedo contar mis huesos.
Ellos me miran triunfantes,
    19se reparten mi ropa,
    echan a suerte mi túnica.

20Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
    fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.

23Contaré tu fama a mis hermanos,
    en medio de la asamblea te alabaré.
24Fieles del Señor, alabadlo,
    linaje de Jacob, glorificadlo,
    temedlo, linaje de Israel.

Notas

    Salmo de confianza. El salmista, en un momento de grave dificultad se dirige a Dios, que parece haberle abandonado, dejándolo solo frente al acoso de los malvados; el salmo, que comienza con un grito que parece desesperado -Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?- termina proclamando su plena confianza en Dios y exhortando a proclamar su gloria.
    Según el evangelio de Mateo, los sacerdotes, letrados y senadores usan irónicamente frases de este salmo para ridiculizar las que ellos consideran extravagantes pretensiones de Jesús (Mt 27,41-43), y el mismo Jesús lo recita en la cruz (Mc 15,3; Mt 27,45). Los versículos finales, de los que sólo se recitarán hoy el 23 y el 24, son precisamente los que expresan el agradecimiento y la alabanza por la salvación alcanzada y el anuncio de que la misma se convertirá en testimonio de la justicia del Señor ante todos los pueblos

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