38Juan le dijo: -Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y hemos intentado impedírselo, porque no nos seguía. 39Pero Jesús le replicó: -No se lo impidáis, pues nadie que actúa con fuerza como si fuera yo mismo puede al momento renegar de mí. 40O sea, que quien no está contra nosotros está a favor nuestro. 41Además, quien os dé a beber un vaso de agua por razón de que sois del Mesías, no quedará sin recompensa, os lo aseguro. 42Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. 43Si tu mano te pone en peligro, córtatela; más te vale entrar manco en la vida que no ir con las dos manos al quemadero, al fuego inextinguible. 45y si tu pie te pone en peligro, córtatelo; más te vale entrar cojo en la vida que no con los dos pies ser arrojado al quemadero. 47y si tu ojo te pone en peligro, sácatelo; más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que no ser arrojado con los dos ojos al quemadero, 48donde su gusano no muere y el fuego no se apaga. | | Echar demonios significa contribuir a la liberación de alguien que estaba poseído por una ideología contraria al plan de Dios, contraria a la fraternidad universal; hacerlo en nombre de Jesús significa que esa fraternidad se construye sobre la base de la también universal paternidad de Dios. Juan cree que eso debe todavía pasar por el filtro de la adscripción al judaísmo y, de acuerdo con todo el grupo, prohíbe a uno que realizaba esa tarea que siga haciéndola precisamente porque no acepta ese filtro (porque no nos seguía; nótese que no dice “porque no te seguía”). La respuesta de Jesús deshace definitivamente la pretensión nacionalista y exclusivista de la que los discípulos no se han liberado todavía y les enseña que lo que identifica a sus seguidores es precisamente la tarea liberadora: quien no se opone al objetivo de la actividad evangelizadora, es decir, quien no está contra la liberación de las personas y de la construcción de un mundo justo y fraterno, no está contra Jesús, aunque no pertenezca “institucionalmente” a su grupo. La segunda parte del evangelio se refiere al camino que han de tomar los seguidores del Mesías: el mismo que él anduvo en su vida. Pequeño es aquel que, porque ha aceptado su mensaje, ha renunciado a toda ambición de riqueza y poder y ha asumido, como pauta fundamental de comportamiento, el servicio libremente otorgado como manifestación de amor y de compromiso con la defensa del señorío de todos los seres humanos; escandalizarlo es corromperlo, tratar de que reniegue de esta opción, de este compromiso. No hay nada peor que ese escándalo. |