Epifanía del Señor
Evangelio: Mateo 2,1-12
2 1Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. En esto, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén 2 preguntando: |
Lugar del nacimiento de Jesús: la patria de David. Se trata de un dato teológico, no histórico (debemos tener claro que los evangelios no son libros históricos, en el sentido moderno de la expresión) y trata de afirmar que la monarquía tradicional de Israel (de nuevo en sentido teológico, en tanto que encarnación de la presencia y del gobierno de Dios en su pueblo) no está representada por Herodes, sino por el recién nacido.
Los magos (no se dice ni que fueran reyes ni que fueran tres) son sabios, astrólogos posiblemente, que afirman haber conocido el nacimiento de un rey de Israel al que ellos quieren rendir homenaje, considerándolo así rey universal.
Proceden de Oriente, es decir, de países lejanos: que el nacimiento de Jesús haya podido ser conocido fuera de Israel significa que la misión de Jesús se abre a la humanidad entera.
Preguntan «en Jerusalén» por un rey recién nacido. No van a palacio por lo que en palacio se asustan; y el miedo del poder se trasmite al resto del pueblo: «Herodes se sobresaltó, y con él Jerusalén entera».
La respuesta de los expertos en asuntos religiosos (sumos sacerdotes y letrados) consultados por Herodes combina dos textos del A. T. (Miq 5,1-2; 2 Sm 5,2) mediante los cuales se identifica al niño nacido en Belén con el Mesías que esperaba Israel, se le incluye en la dinastía davídica y se describe su misión con la imagen del pastor (ver Sal 78,70s; Jr 23,5; 30,9; Ez 34,23s).
La respuesta de los letrados no provoca más reacción que la de Herodes, que empieza a planear la muerte del recién nacido; los demás, dirigentes religiosos y el pueblo, parecen indiferentes ante la noticia: por eso en Jerusalén la estrella resulta invisible.
La escena en la casa en la que está el niño subraya el carácter real (homenaje, regalos) y la universalidad de la misión de éste (origen de los magos, que no son israelitas).
Finalmente, Dios se muestra al lado de su enviado descubriendo y frustrando los perversos planes de Herodes.