N a v i d a d
Evangelio: Lucas 2,1-14
2 1 Por aquél entonces salió un decreto de Cesar Augusto mandando hacer un censo del mundo entero. 2 Este censo fue el primero que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria. 3 Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. |
Lucas se preocupa de insertar a Jesús en la historia de la humanidad datando su nacimiento, de acuerdo con los usos de aquel tiempo, en relación a los gobernantes de la época. Igualmente lo sitúa dentro de la historia de la salvación por su alusión al censo (Sal 86/87, 6) y por su inclusión dentro de la dinastía davídica.
Su nacimiento no coincide con lo que se podría haber esperado para el Mesías: nace como un hombre cualquiera, envuelto en unos simples pañales, pobre, excluido de la sociedad, en un establo...
Los primeros que reciben la noticia son unos pastores, es decir, un grupo de excluidos de los beneficios de la sociedad. Probablemente no son los dueños de los rebaños y tienen uno de los oficios más despreciados de la época. Viven inmersos en medio de la oscuridad de la noche, símbolo de su situación en tanto que víctimas de la explotación.
Una vez más, la tiniebla de la opresión queda disipada por la luz de la presencia liberadora de Dios que, por medio de un mensajero, anuncia una gran alegría, primero para ellos, los más pobres, pero que lo será después para todo el pueblo: la señal de que toda esa alegría se logrará es, como en la profecía de Isaías, el nacimiento de un niño, que es el Mesías Señor y que, sorprendentemente, no lo encontrarán en un palacio, sino en uno de los recintos que ellos, los pastores, usan para resguardar a sus animales de las inclemencias del tiempo.
La escena termina con el cielo entero entonando un himno de gloria por la salvación que se avecina: la paz en la tierra para la humanidad amada por Dios es causa de alabanza y reflejo de la gloria del que habita en el cielo.