Domingo 34º del Tiempo Ordinario - Cristo Rey - Ciclo A

Segunda lectura: 1ª Corintios 15,20-26.28

 

            20 Pero de hecho el Mesías ha resucitado de la muerte, como primer fruto de los que duermen, 21 pues, si un hombre trajo la muerte, también un hombre trajo la resurrección de los muertos; 22 es decir, lo mismo que por Adán todos mueren, así también por el Mesías todos recibirán la vida, 23 aunque cada uno en su propio turno: como primer fruto, el Mesías; después, los del Mesías el día de su venida; 24 luego el fin, cuando entregue el reinado a Dios Padre, cuando haya aniquilado toda soberanía, autoridad y poder. 25 Porque su reinado tiene que durar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies; 26 como último enemigo aniquilará a la muerte. 28 Y cuando el universo le quede sometido, entonces también el Hijo se someterá al que se lo sometió, y Dios lo será todo en todos.
 

 

           

            Pablo desarrolla su teología de la resurrección sobre la base de una doble solidaridad del género humano: la primera, la unidad de origen de toda la humanidad en Adán funda el carácter mortal de sus miembros. Pero el Mesías ha instaurado una nueva solidaridad en  la vida, fundada en el hecho de su propia resurrección.
             La resurrección definitiva, que Pablo cree que sucederá al final de los tiempos, será la culminación del proceso que lleve al establecimiento pleno del reinado de Dios, tras la derrota de todos los enemigos del Dios de la vida: toda soberanía, autoridad y poder.

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