Sagrada Familia


Salmo responsorial: Sal 127,1-5

 

 1 ¡Dichoso el que teme al Señor
    y sigue sus caminos!
2 Comerás del fruto de tu trabajo,
    serás dichoso, te irá bien.
3 Tu mujer, como parra fecunda,
    en medio de tu casa;
tus hijos como renuevos de olivo,
    alrededor de tu mesa.
4 Esta es la bendición del hombre
    que teme al Señor.

5 Que el Señor te bendiga desde Sión,
    que veas la prosperidad de Jerusalén,
    todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
    ¡Paz a Israel!

 

 

 

    Salmo sapiencial.
    Comienza con una bienaventuranza: el respeto a la voluntad de Dios garantiza la felicidad que se concreta en poder gozar del fruto su trabajo y en ver su casa llena de vida y a su familia en paz.
    Pero, para un israelita, la bendición de Dios, aun en el caso de dirigirse a una persona o a una familia, encuentra su pleno sentido en el contexto de la Alianza: el bienestar de la familia se funde así con el del pueblo entero y la promesa de prosperidad personal con el deseo de paz para toda la nación.

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