Domingo 6º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Evangelio: Marcos 1,40-45

 

 

                 40 Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas:
            - Si quieres, puedes limpiarme.
            41 Conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
            - Quiero, queda limpio.
            42 Al momento se le quitó la lepra y quedó limpio.
            43 Reprimiéndolo, lo sacó fuera enseguida 44y le dijo:
            - ¡Cuidado con decirle nada a nadie! Al contrario, ve a que te examine el sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos.
          45 Pero él, al salir, se puso a proclamar y a divulgar el mensaje a más y mejor; en consecuencia, Jesús no podía ya entrar manifiestamente en ninguna ciudad; se quedaba fuera, en despoblado, pero acudían a él de todas partes.

 
 

 

            Jesús está descubriendo las características más importantes del reinado de Dios mediante signos, o acciones liberadoras. En la sinagoga de Cafarnaún ha ofrecido a los israelitas la liberación desenmascarando una religiosidad se que había alejado definitivamente del plan de Dios (1,21b-28); en la casa de Pedro el peligro del que trata de librar a los suyos es el fanatismo, exclusivista y violento (1,29-30) y enseguida huye de la tentación de triunfalismo en la que cayó la ciudad entera, incluidos sus discípulos, entusiasmada por la vida desbordante que ofrecía Jesús (1,32-38).
            Todas estas acciones culminan en esta, que relata el evangelio de hoy: la curación de un leproso saltándose todas las normas establecidas para ello. La enseñanza es clara: la marginación de quienes sufren nunca será solución para su dolor. Ni para dolor alguno. Según las prescripciones de ley de Moisés, el contacto con una persona o con un objeto impuro era causa de impureza; aquí sucede lo contrario: el contacto con Jesús de aquel hombre que el sistema consideraba impuro es, para él, causa de vida y liberación.
            El mensaje resulta tan revolucionario que Jesús debe exigir discreción al que acababa de ser curado, exigencia que éste no respeta. Por eso Jesús, que legalmente había quedado impuro, tiene que quedarse fuera de las poblaciones. Algo sin embargo está empezando a cambiar pues a la gente eso no parece importarle pues, de todas partes, acude a encontrarse con él.

 

We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.