⁸ Los que viven sujetos a los bajos instintos son incapaces de agradar a Dios.
     ⁹ Vosotros, en cambio, no estáis sujetos a los bajos instintos, sino al Espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros; y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, ése no es cristiano. ¹⁰ Pues bien, si Cristo está en vosotros, aunque vuestro ser estuvo muerto por el pecado, el Espíritu es vida por la amnistía; ¹¹ y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte habita en vosotros, el mismo que resucitó al Mesías dará vida también a vuestro ser mortal, por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros.

     También aparece en este fragmento de la carta a los Romanos el tema pecado/muerte que se supera gracias a la acción liberadora/vivificadora de Dios. Para los cristianos, sin embargo, la situación de pecado/muerte es una realidad que pertenece al pasado, gracias a la experiencia de la presencia del Espíritu que, frente al impulso de los bajos instintos hacia la muerte y la violencia, lanza a los cristianos a la construcción de la paz y al compromiso con la vida (Rm 8,6).  Y esa vida de Dios, ya presente en aquellos en los que habita el Espíritu, es garantía de vida definitiva.