Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo A - Segunda lectura
Romanos 8,26-27
26 Pero, además, precisamente el Espíritu acude en auxilio de nuestra debilidad: nosotros no sabemos a ciencia cierta lo que debemos pedir, pero el Espíritu en persona intercede por nosotros con gemidos sin palabras; 27 y aquel que escruta el corazón conoce la intención del Espíritu, porque éste intercede por los consagrados como Dios quiere. |
Pablo, que nos hablaba el domingo pasado de las dificultades que acompañan a la esperanza, se refiere ahora a las dudas que asaltan a los creyentes. Nosotros, como consecuencia de nuestra limitación, a veces no sabemos lo que verdaderamente nos conviene, no somos capaces de discernir con nitidez qué opciones hacen avanzar y cuáles retardan la implantación del reino de Dios. En esos momentos, dice Pablo, contamos con la ayuda del Espíritu.