Domingo 11º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Segunda lectura: Gálatas 2,16.19-21
Texto |
16 Sabemos que ningún hombre es rehabilitado por observar la Ley, sino por la fe en Jesús Mesías. Por eso también nosotros hemos creído en el Mesías Jesús, para ser rehabilitados por la fe en el Mesías y no por observar la Ley, pues por observar la Ley «no será rehabilitado ningún mortal» (Sal 143,2 LXX). 17 Ahora, si por buscar la rehabilitación por medio del Mesías hemos resultado también nosotros unos pecadores, ¿qué?, ¿está el Mesías al servicio del pecado? - ¡Ni pensarlo!-, 18 porque si uno construye de nuevo lo que demolió una vez, demuestra uno mismo haber sido culpable. |
Notas |
La lectura de hoy forma parte de las palabras que Pablo dirige a Pedro en Antioquía, reprochándole su conducta poco clara. Cuenta Pablo que Pedro, «Antes de que llegaran ciertos individuos de parte de Santiago, comía con los paganos; pero llegados aquéllos empezó a retraerse y ponerse aparte, temiendo a los partidarios de la circuncisión.» (Gal 2,12). Pedro se había liberado ya de los condicionamientos que imponían las tradiciones religiosas de Israel, que consideraban impuros a los no judíos. Pero la presencia de enviados por la facción más conservadora del cristianismo primitivo (el grupo de Jerusalén liderado por Santiago) le hace sentir de nuevo la presión de estos condicionamientos y da un paso atrás, dejando de compartir la mesa con los paganos. Esta conducta había arrastrado a Bernabé y a los demás judíos de Antioquía e irritó a Pablo que dice que «tuve que encararme con él, porque se había hecho culpable.» (Gal 2,11). |