Domingo 6º de Pascua - Ciclo B
Segunda lectura: 1ª Juan 4, 7-10
7Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8El que no ama no tiene idea de Dios, porque Dios es amor. |
El amor al estilo de Jesús, que debe ser la peculiaridad característica de la vida de la comunidad, no tiene su origen en nuestro mundo, sino en el mismo Dios: este amor es expresión y revelación de la presencia de Dios entre nosotros. Por eso el amor en la vida de la comunidad cristiana es signo de autenticidad; si falta es que falta el verdadero conocimiento de Dios (¡la verdadera teología -ciencia acerca de Dios- no se aprueba con un examen teórico, sino eminentemente práctico!). Esto es así porque lo que define a Dios, lo que constituye su esencia, es el amor.
La calidad del amor de Dios se manifestó en la entrega su Hijo Jesús.
Cuando Juan habla de amor no está hablando de otra cosa: se trata del don de la vida plena y definitiva que nos llega por medio de Jesús Mesías, el compromiso de Dios y de Jesús con la humanidad pobre y víctima de la injusticia. La afirmación del comienzo de la carta (1,5) «Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna» podríamos leerla de esta manera: «Dios es amor y en él no hay injusticia alguna».
La iniciativa divina de ofrecer su amor por medio de su hijo tiene precisamente este objetivo: liberanos de cualquier sombra de injusticia para que sea posible entre nosotros el amor.