⁵ A Jesús Mesías, el testigo fidedigno, el primero en nacer de la muerte y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y con su sangre nos rescató de nuestros pecados, ⁶ al que hizo de nosotros linaje real y sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos, amén.⁷ Mirad, viene entre las nubes: todos lo verán con sus ojos, también aquellos que lo traspasaron, y plañirán por él todas las razas de la tierra. Así es. Amén (Dn 7,13; Zac 12, 10-14). ⁸ Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es y que era y que viene, el soberano de todo.

    Esta segunda lectura contiene el final del saludo del autor del Apocalipsis a sus lectores y la respuesta de estos, en forma de doxología (fórmula litúrgica que contiene una alabanza o reconocimiento de la gloria de Dios).
    La primera parte presenta a Jesús Mesías como testigo fidedigno del proyecto de Dios para la humanidad, vencedor de la muerte y rey de reyes, anunciando el tema del libro en el que, como en la primera lectura, se anuncia también la caída de los imperios.
    La respuesta de la comunidad/los lectores empieza resaltando el amor de Jesús que lo llevó a la entrega de la propia vida; gracias a esa entrega los miembros de la comunidad se reconocen como pueblo de reyes y sacerdotes: ellos realizan el modo de vida que Dios quiere para la humanidad y, al mismo tiempo, son mediadores entre ésta -la humanidad- y Dios.
    El tema del libro vuelve a anunciarse con la cita explícita del capítulo 7 de Daniel en el que la presencia entre las nubes del Mesías representa las sucesivas victorias del hombre frente al poder de los imperios.