Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Segunda Lectura: Hebreos 2, 9-11

 

Texto

    8 Ahora, es verdad, no vemos todavía el universo entero sometido al hombre; 9 pero vemos ya al que Dios hizo por un poco inferior a los ángeles, a Jesús, que, por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y dignidad; así, por la gracia de Dios, la muerte que él experimentó redunda en favor de todos.
    10 De hecho convenía que Dios, fin del universo y creador de todo, proponiéndose conducir muchos hijos a la gloria,  al pionero  de su  salvación lo  consumara por  el sufrimiento, 11 pues el consagrante y los consagrados todos del mismo linaje. Por esta razón no tiene él reparo en llamarlos hermanos.

Notas

    El señorío del hombre sobre el universo todavía no es pleno. Sólo en Jesús de Nazaret se ha realizado plenamente la que es la vocación o la tarea que Dios encomienda al hombre en el momento mismo de la creación (Gn 1,28). La muerte de Jesús, mediante la cual él realiza en su total integridad el proyecto de Dios sobre el hombre formulado en el momento de la creación, abre al resto de los hombres la posibilidad de caminar con él a la plenitud, a la gloria, es decir, da a todos la posibilidad de llegar a ser hijos de Dios, hermanos del Mesías.

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