Domingo 32º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Salmo responsorial: Salmo 16,1.5-6.8.15
Texto |
1 Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño. 5 Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis pasos. 6 Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío, inclina el oído y escucha mis palabras. 8 Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme 15 Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante. |
Notas |
El salmista, acusado injustamente, apela al juicio de Dios, juez justo. Comienza la plegaria con una triple petición al Señor para que lo escuche puesto que él es sincero. A la sinceridad de su boca corresponde la rectitud de su vida, fiel a las indicaciones del Señor. La respuesta que espera del Señor es una sentencia justa, que proclame su inocencia; la confianza en que esa sentencia se producirá reside en la seguridad que siente ante «las maravillas de la misericordia» de Dios (v. 7 ¡que no se recitará en la celebración!). Con el reconocimiento de su inocencia llegará la experiencia de la presencia y de la amistad con Dios y, en definitiva, de su amor misericordioso. |