² Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
    y no has dejado que mis enemigos se rían de mí
⁴ Señor, sacaste mi vida del abismo,
    me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
⁵ Tañed para el Señor, fieles suyos,
    dad gracias a su nombre santo;
⁶    su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
    al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.
¹¹ Escucha, Señor, y ten piedad de mí,
    Señor, socórreme».
¹² Cambiaste mi luto en danzas,
¹³ Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

    Salmo de acción de gracias.
    El salmista agradece a Dios el haber escapado de un inminente peligro de muerte. La liberación evita que los enemigos  del salmista se burlen de él (esta afirmación supone que los tales enemigos, al ver que su vida peligraba,  habrían puesto en duda que aquel contara con la protección del Señor).
    El autor invita a otros a unirse a su acción de gracias, resaltando para persuadirlos que, mientras que la cólera de Dios pasa enseguida, su bondad, su actitud favorable y benéfica para el hombre dura por siempre,
    Finalmente el salmista vuelve, en primera persona, a dar gracias a Dios porque con su intervención ha cambiado su vida, pasando del luto y el dolor a la fiesta y la alegría.