Domingo 2º de Adviento - Ciclo B
Salmo responsorial: Sal 84[85],9-14
9 Voy a escuchar lo que dice el Señor: 10 La salvación está ya cerca de sus fieles 12 la fidelidad brota de la tierra 14 La justicia marchará ante él, |
La vuelta del destierro no supuso la solución de todos los problemas: a los retornados les queda una tarea importante que realizar, la reconstrucción de Jerusalén. Este podría ser el ambiente vital en el que hay que situar este salmo.
Tras el reconocimiento agradecido de la salvación recibida de Dios, (vv. 2-4), se eleva a Dios una súplica de plena restauración, en la que se pide a Dios que les haga sentir con toda su eficacia su misericordia salvadora (5-8).
A esa petición responde, en forma de oráculo, el responsable -tal vez un sacerdote- de la celebración: Dios anuncia la paz. La paz -el conjunto de todos los bienes a los que un hombre o un pueblo puede aspirar- va a llegar de parte de Dios; esa paz será, al mismo tiempo, salvación para el pueblo y gloria de Dios.
El origen de esta salvación es el amor leal de Dios para con su pueblo; su realización concreta, la justicia y la paz. Aunque amor y lealtad, justicia y paz llegan al mismo tiempo, si quisiéramos establecer algún orden en esta escolta que acompaña y manifiesta la presencia de Dios, podríamos decir que el amor de Dios tendrá como reflejo la justicia en la tierra; su lealtad, esto es, la fidelidad, la permanencia de ese amor, dará, como fruto, la paz.