Domingo 1º de Adviento - Ciclo B
Salmo responsorial: Sal 79 [80], 2-3a.4a.15-16.18-19
2 Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como a un rebaño; 3 en tu trono de querubines resplandece, 4 despierta tu valor y ven a salvarnos: 15 Dios de los ejércitos, vuélvete, mira desde el cielo, fijate, ven a visitar tu viña, 16 la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa. 18 Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre a quien tú fortaleciste. 19 No nos alejaremos de ti; danos vida, para que invoquemos tu nombre. |
La experiencia de un desastre es el origen de esta composición, una lamentación pública que se dirige a Dios pidiéndole que vuelva a hacerse presente en medio de su pueblo.
Atribuyéndole el título de pastor, el pueblo se dirige a Dios para que active su fuerza salvadora y venga de nuevo a liberar a su pueblo. Es precisamente la fe en la elección, el sentirse pueblo de Dios -lo que se expresa mediante la imagen de su viña- lo que alega el pueblo orante para motivar la eficaz acción salvadora de Dios. Una vez obtenida la salvación, el pueblo promete fidelidad a la voluntad de Dios: la vida, contenido de la salvación que se pide y se espera, servirá para mantenerse cerca e invocar sólo al Señor, como único Dios.