Domingo 4º de Cuaresma - Ciclo B
Primera lectura: 2º Crónicas 36,14-16.19-23
14 En aquellos días, también las autoridades de Judá, los sacerdotes y el pueblo obraron inicuamente, imitando las abominaciones de los paganos y profanando el templo que el Señor había consagrado en Jerusalén. |
Explicación teológica del exilio de Babilonia. El texto se refiere a la segunda y más importante deportación (año 586 a.C.), mucho más importante que la primera (597 a.C.).
La explicación reproduce el conocido esquema pecado - castigo - restauración, simplificando los acontecimientos históricos para que se adapten a este esquema.
La primera parte de la lectura (vv. 14-16) describe el pecado del que se hace responsables a las autoridades de Judá, los sacerdotes y el pueblo: es decir todo el pueblo, con sus dirigentes a la cabeza. A pesar del pecado inicial, Dios no abandona a su pueblo y, porque lo sigue amando, le envía mensajeros que, sin embargo, son acogidos con la burla y el desprecio.
La segunda parte (19-21) refiere el castigo. Sujeto de las acciones que se describen son Nabucodonosor y su ejército que destruyen el templo y la ciudad de Jerusalén y deportan a sus habitantes. Los acontecimientos, decimos, están simplificados; pero lo que en realidad importa es la lectura teológica que se hace de los acontecimientos alrededor del eje ya mencionado de pecado - castigo - restauración.
La tercera parte (22-23), anuncia la liberación, como consecuencia de la subida al poder de Ciro en Persia, quien somete a Babilonia y decreta la vuelta de los deportados y a quien el autor del relato considera movido por el Señor. La última frase del decreto -«y que el Señor su Dios esté con ellos»- expresa la esperanza de la restauración fundada en la renovación de la alianza, en el restablecimiento de la presencia de Dios en medio de su pueblo.