12   ¹ Entonces se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.
   ² Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua.
   ³ Los maestros brillarán como brilla el firmamento, y los que convierten a los demás, como estrellas, perpetuamente.

   Este es el primer pasaje de todo el Antiguo Testamento en el que, con claridad y de manera explícita, se habla de la resurrección de los muertos.
    Como en muchos otros pasajes del A.T., después del anuncio de momentos de desastre y de la llegada del fin (11,45), nos encontramos con un oráculo de salvación. Aquí, sin embargo, la salvación trasciende la vida terrena de los hombres y alcanza a los que ya han muerto.
   A la salvación, que se describe como vida eterna, precede la resurrección e, implícitamente, un juicio en el que serán discriminados
unos, que resucitarán para no dejar de vivir y
otros de los que se dice que su despertar será para ignominia perpetua.
   La oposición vida eterna - ignominia perpetua no permite interpretar este texto en el sentido de un castigo eterno, tal como se entendió en algunos escritos posteriores.
   Entre los que se salvarán se destaca un grupo, los maestros cuyo mérito consiste en haber convertido a los demás, en haberlos ayudado a vivir de acuerdo con la justicia.