1 La sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, 2 ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; 3 ha despachado a sus criadas para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad. 4 «Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: 5 Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; 6 dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia.» |
La sabiduría en Israel y el conjunto del Antiguo Oriente es la respuesta de la reflexión y la experiencia humana a los problemas y preguntas que plantea la vida y el comportamiento del hombre, la convivencia social, el buen gobierno y, también, el orden natural, el origen del mundo y del hombre. (1 Re 3,9;9,9-14). Se considera la sabiduría uno de los bienes más valiosos a los que el hombre puede aspirar, don que Dios concede a quien lo pide (1 Re 3,12;5,9). Posteriormente se identificará con la Ley (Dt 4,5-6). Los capítulos 1-9 del libro de los Proverbios (en realidad es la parte del libro más moderna) se abren y se cierran con esta frase: «El temor del Señor es el principio del saber» «El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor» (Pv 1,7;9,10), entendiendo “temor” como respeto o actitud religiosa, en su más amplio sentido y, también así, como conocimiento de Dios (9,10); “principio” debe entenderse, según algunos, no sólo como el origen, sino también como el máximo grado o nivel al que la sabiduría humana puede aspirar. Desde el punto de vista literario, la sabiduría en este texto está personificada, representada en una mujer que seduce y enamora; se nos dice que el verdadero conocimiento consiste en el descubrimiento del amor de Dios presente en toda la realidad, natural, humana y religiosa. Descubrir y dejarse alimentar por ese amor (el vino es símbolo del amor, ver Cantar 1,2b) y actuar coherentemente con ese descubrimiento es el principio y culmen de la sabiduría humana y garantía de una vida plena. |