Domingo 5º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Evangelio: Lucas 5,1-11
Texto |
5 1Mientras la multitud se agolpaba alrededor de él para escuchar el mensaje de Dios, estando él también a la orilla del lago, 2vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. 3Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le rogó que la sacase un poco de tierra. Se sentó y, desde la barca, se puso a enseñar a las multitudes. |
Notas |
Llamada o vocación de los primeros discípulos israelitas. Son trabajadores, pescadores que acaban de pasar por una larga noche de esfuerzo sin obtener resultado alguno. Jesús ya es conocido y la gente lo busca para escuchar su mensaje. Pero su tarea no la va a realizar en solitario. La pesca milagrosa es el punto de partida de la llamada y explicación del objeto de la misma. La respuesta de Pedro cuando Jesús los invita a volver al mar y echar de nuevo las redes revela que Pedro ya lo conoce y confía en él; el resultado de la pesca le descubre que tiene una especial relación con Dios y, como antes Isaías, se siente indigno de estar cerca de él: antes lo llamó «jefe», ahora lo llama «señor», expresión que los judíos usaban para sustituir el nombre de Dios, Yahwéh, que no podían pronunciar. La tarea que Jesús les propone es ser «pescadores de hombres». La expresión, de acuerdo con expresiones similares del A.T. (Nm 31,15.18; Dt 20,16) significa garantizar la vida de alguien: es una tarea, por tanto, que consiste en luchar por la vida del hombre. La respuesta de los llamados recuerda también, por su disponibilidad y radicalidad, a la de Isaías: «dejándolo todo, lo siguieron». |