Domingo 17º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Evangelio: Juan 6, 1-15
6 1Algún tiempo después se fue Jesús al otro lado del mar de Galilea (de Tiberíades). 2Solía seguirlo una gran multitud porque percibían las señales que realizaba con los enfermos. |
El contexto geográfico en el que Juan sitúa el relato de la multiplicación de los panes alude al camino de los israelitas por el desierto, al éxodo: la proximidad de la Pascua, el paso del mar (aunque ahora en dirección contraria, saliendo de la que fue la tierra prometida) y el pan que recuerda el maná del desierto son las indicaciones más importantes.
En el evangelio de Juan es la segunda vez que se alude a la Pascua que se designa como, la fiesta de los Judíos. La primera vez introducía el episodio de la expulsión de los mercaderes del templo, es decir, el anuncio de la sustitución del templo como lugar de la presencia de Dios por la persona de Jesús (2,13-22). Ahora se trata de mostrar cuál debe ser el resultado de la presencia de Dios entre los hombres: hará nacer una nueva humanidad de hombres autónomos (adultos), libres (comen recostados), que constituyen una sociedad solidaria (comparten el pan, el alimento, v. 11), en la que no falta nada de lo necesario (doce cestos de trozos de pan que sobraron, v.13) y que se construye superando el modelo vigente de relaciones económicas que permite a unos pocos apropiarse del pan de todos (comprando el pan no se resuelve el problema, vv.5-6).
Esta debe ser la tarea de la comunidad (representada por el muchacho que tenía los panes y los peces y que los pone, a través de Jesús, a disposición de todos v. 9) en la que Dios (que no se nombra pero que sin duda está presente en la bendición que Jesús pronuncia v.11) se implica y se compromete, asegurando su éxito.