Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Evangelio: Marcos 6,30-34
30 Los enviados se congregaron donde estaba Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado. 31 Él les dijo: |
Vuelven los enviados e informan a Jesús de todo lo que han hecho (expulsar demonios y curar con aceite) y lo que habían enseñado. La actividad de enseñar, por un lado, va más allá del encargo que habían recibido de Jesús (v. 7) y supera lo dicho en el v. 12 (se pusieron a predicar que se enmendaran); y, por otro lado, en el evangelio de Marcos esta actividad está reservada a Jesús. Esto revela que los Doce han actuado por su cuenta, se han dirigido sólo a los israelitas y, dependientes todavía de su ideología nacionalista, han anunciado la restauración definitiva del reino de Israel, tal y como lo esperaba la doctrina aceptada por las instancias oficiales de la época.
Esto explica que, al contrario de lo que le sucedió a Jesús, rechazado cuando presentó su mensaje en su tierra, los discípulos logran un gran éxito popular («eran tantos los que iban y venían...»).
Por eso Jesús quiere llevárselos aparte, a un lugar en el que no se sienta la influencia de las instituciones y de la ideología dominante, para que puedan alimentarse (comer) con la verdadera doctrina; pero la popularidad de los Doce había crecido tanto, que una enorme multitud los sigue por tierra y se les adelanta, por lo que el propósito de Jesús se frustra.
De repente (v.34), Marcos deja de hablar de los discípulos y sitúa a Jesús sólo ante la multitud. Su reacción ante tanta gente se describe en tres pinceladas.
En primer lugar, se desvelan las emociones de Jesús: se conmovió. Jesús se siente solidario ante el sufrimiento y el abandono de la gente y, sin duda, ante la necesidad que tienen de encontrar la plena y definitiva liberación.
En segundo lugar, se descubre la causa de la situación que provoca tal conmoción: «porque estaban como ovejas sin pastor». En esta frase queda sintetizada una durísima crítica a los dirigentes (pastores) de Israel, en la línea de lo dicho en la primera lectura.
Finalmente, enseña, es decir, presenta a la multitud, él, personalmente, el auténtico contenido de su mensaje: el proyecto del Reino de Dios, que nace de las promesas de las que el pueblo de Israel era depositario, del Antiguo Testamento, pero que las trasciende, colmándolas y dandoles pleno cumplimiento. La enseñanza se completará con la realización del reparto de los panes (6,35-45).