Domingo 14º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Evangelio: Marcos 6,1-6
6 1 Fue a su tierra, seguido de sus discípulos. 2 Cuando llegó el día de precepto se puso a enseñar en la sinagoga; la mayoría, al oírlo, se decía impresionada: |
Jesús acaba de ofrecer la vida que le falta al pueblo de Israel (5,35-43: curación de la hija de Jairo) y se presenta ahora en su tierra (como Mateo -13,54- y al contrario que Lucas -4,16- no nombra a Nazaret: su tierra es todo Israel).
La escena nos presenta la reacción del Israel religioso y practicante ante el mensaje y la misión liberadora y vivificadora de Jesús; la duda que plantean acerca del origen de su enseñanza y de los signos que la acompañan es, en realidad, una acusación de magia: si no reconocen que todas esas cosas le vienen de Dios es porque -insinúan- proceden de Belcebú (ver Mc 3,22).
Según ellos, la autoridad de Jesús no puede proceder de Dios porque él era uno de ellos, como toda su familia. No tienen experiencia de la presencia cercana de Dios. No pueden entender que Dios tenga rostro humano.
El rechazo es total; a pesar de ello, Jesús se presenta como profeta, pero no puede realizar con eficacia su actividad liberadora y vivificadora porque para que ésta sea plenamente eficaz es absolutamente necesaria la fe de los destinatarios. Jesús comienza su tarea por las aldeas de los alrededores, por el extrarradio de Israel.