Domingo 2º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Evangelio: Marcos 1,1-8

 

Texto

    1 Orígenes de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.

        2 Como estaba escrito en el profeta Isaías,
        «Mira, envío mi mensajero delante de ti;
        él preparará tu camino»;

       
3 «una voz grita desde el desierto:
          - Preparad el camino del el Señor,
        enderezad sus senderos»


    4 se presentó Juan Bautista en el desierto proclamando un bautismo en señal de enmienda, para el perdón de los pecados.
    5 Fue saliendo hacia él todo el país judío, incluidos todos los vecinos de Jerusalén, y él los bautizaba en el río Jordán, a medida que confesaban sus pecados.
    6 Juan iba vestido de pelo de camello, con una correa de cuero a la cintura, y comía saltamontes y miel silvestre. 7 Y proclamaba:
    - Llega detrás de mí el que es más fuerte que yo, y yo no soy quién para agacharme y desatarle la correa de las sandalias. 8 Yo os he bautizado en agua, él os bautizará con Espíritu Santo.

Notas

    El primer versículo es el título que Marcos da a su evangelio: lo que va a contar son los orígenes de la nueva vida de la comunidad a la que él se dirige y en la que se ha hecho realidad la Buena Noticia.
    Marcos presenta a Juan Bautista como precursor del Mesías, y lo hace apoyándose en tres textos del A.T.: Ex23,20 y Mal 3,1 (v. 2) y Is 40,3 (v.3).
    La combinación de los textos del Éxodo y de Malaquías en el v. 3 sirve para presentar a Juan como precursor del Mesías y para identificar el camino de Dios con el camino del Mesías. De este modo manifiesta que el camino -la actividad- de Jesús constituye un nuevo éxodo, un nuevo, y ya definitivo, proceso de liberación que se dirige a una meta concreta, a una nueva tierra prometida; y el camino/actividad de Jesús es, ese y no otro, el camino, la actividad de Dios.
    La misión de Juan recoge todo el significado del Antiguo Testamento: preparar el camino al Señor; con esa finalidad propone un cambio de vida y administra un bautismo que lo simboliza; este cambio de vida consiste en reconocer y romper con una vida anterior de pecado, esto es, de injusticia. La gente sale (éxodo significa “salida”) hacia él de Jerusalén: el sistema religioso de Israel se presentará en el evangelio de Marcos como la tierra de esclavitud de la que es necesario salir. El pueblo busca el perdón fuera de las instituciones religiosas. La expresión todos los vecinos de Jerusalén es un modo de señalar que los dirigentes no responden a la llamada de Juan.

    La nueva tierra será un nuevo modelo de relación con Dios, una nueva alianza que Juan anuncia mediante la imagen del matrimonio (alusión a la ley del levirato, ver Dt 25,5-10; Rut 3,5-11), relación que se deberá iniciar con un bautismo, también nuevo, distinto al que Juan administra, en el que el agua será sustituida por el Espíritu, la energía de vida y de amor de Dios.

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