Domingo 1º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Evangelio: Marcos 13,33-37

 

Texto

    33 ¡Andaos con cuidado, ahuyentad el sueño, que no sabéis cuando va a ser el momento! Es como un hombre que se marchó de su país: dejó su casa, dio a los siervos su autoridad -a cada uno su tarea- 34 y en especial al portero le mandó mantenerse despierto.
    35 Por tanto, manteneos despiertos, que no sabéis cuando va a llegar el señor de la casa -si al oscurecer o a media noche o al canto del gallo o de mañana-, 36 no sea que al llegar de improviso, os encuentre dormidos.
    37 Y lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: manteneos despiertos.

Notas

    Los discípulos le han preguntado a Jesús acerca del momento en que se producirá la destrucción de Jerusalén (Mc 13,4), que ellos suponen que será el último acontecimiento antes de la restauración definitiva de Israel. Jesús responde a esta pregunta con un largo discurso (13,5-37).
    El fragmento que leemos en la liturgia de hoy es el final de ese discurso y en él Jesús hace algunas advertencias a sus discípulos acerca de cuál debe ser su actitud ante el día en que se producirá el encuentro definitivo de ellos -los discípulos- con Jesús.
    En primer lugar, no les debe preocupar cuándo llegará ese día: eso queda en las manos del Padre (13,32).
    Mientras llega ese día deben  solidarizarse con Jesús, asumir como propia la tarea de servir (los siervos son sus seguidores; no son siervos suyos, sino que, como él, han de ponerse al servicio de la humanidad, especialmente al servicio de la liberación de los que están sometidos a poderes opresores) por amor a la humanidad y afrontar el conflicto y la persecución como expresión de ese amor y consecuencia de la fidelidad mantenida hasta el final. Eso es lo que significa la exhortación “manteneos despiertos”, que anuncia lo que sucederá poco después en el Huerto de los Olivos, el mismo lugar en el que sitúa esta escena: los discípulos no serán capaces de acompañar a Jesús en el momento en que más los necesita.
    La expresión “manteneos despiertos” constituye la formulación que hace Marcos del mandamiento nuevo pues expresa la exigencia de estar dispuestos a amar como amó Jesús, hasta la muerte, si fuera necesario.

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