² Supongo que estáis enterados del encargo que Dios generosamente me ha dado con vistas a vosotros; ³ cómo en una revelación se me dio a conocer el secreto que he expuesto con brevedad anteriormente; ⁴ leyéndolo podréis daros cuenta de que entiendo del secreto del Mesías.
    ⁵ Nunca se había dado a conocer a los hombres de otras generaciones como ahora lo ha revelado el Espíritu a los consagrados, a sus apóstoles y profetas: ⁶ que los paganos mediante el Mesías Jesús y gracias a la buena noticia, entran en la misma herencia, forman un mismo cuerpo y tienen parte en la misma promesa.

    El mensaje universalista de la primera lectura y del salmo se encuentra en estas líneas de la carta a los Efesios formulado de modo conceptual: que los paganos mediante el Mesías Jesús y gracias a la buena noticia, entran en la misma herencia, forman un mismo cuerpo y tienen parte en la misma promesa.
    Esto significa que la posición de aparente privilegio de Israel no era sino una etapa provisional del plan de Dios y que esa etapa ha finalizado con la misión del Mesías Jesús. Igualmente, esta afirmación implica que todos los seres humanos son beneficiarios de la misma herencia, destinatarios de la misma promesa y que la humanidad entera está llamada a formar una sola familia, por encima de razas, culturas y tradiciones religiosas.
    Desvelar definitivamente esta noticia y ponerla en práctica es lo que constituye la tarea encomendada al apóstol Pablo.