Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Segunda Lectura: Santiago 5,1-6

 

Texto

5     1 Vamos ahora con los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima. 2 Vuestra riqueza se ha podrido, vuestros trajes se han apolillado, 3 vuestro oro y vuestra plata se han oxidado, su roña será testigo en contra vuestra y se comerá vuestras carnes como fuego; atesorasteis... para los últimos días. 4 Mirad, el jornal de los braceros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, está clamando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. 5 Con lujo vivisteis en la tierra y os disteis la gran vida, cebando vuestros apetitos... para el día de la matanza. 6 Condenasteis y asesinasteis al inocente: ¿no se os va a enfrentar Dios?

Notas

    Santiago, en tono profético, denuncia la injusticia en las relaciones laborales.
    El Apóstol no se pierde en matices para dulcificar su denuncia: la riqueza es el fruto de la corrupción y la injusticia.  Lo que acumulan los ricos es el jornal defraudado a los trabajadores. Sus lamentos y sus protestas, como en otras situaciones de opresión (Ex 2,23), se convierten en un clamor que llega hasta el cielo y es escuchado por Dios quien, de acuerdo a su modo habitual de proceder, toma partido en favor de las víctimas de la injusticia y en contra de los culpables de la misma. El modo de expresarse de Santiago recuerda la vocación de Moisés «El Señor le dijo: He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos y he bajado a librarlos de los egipcios...». (Ex 3,7-8).En ninguna de las dos ocasiones se dice que los esclavos o los segadores clamen a Dios: se quejan porque la injusticia y la opresión les hacen sufrir; y Dios se siente interpelado por ese sufrimiento injusto y, por propia iniciativa, se muestra solidario y se implica en la solución del problema.
    Las últimas frases suenan amenazadoras y casi insultantes: el lujo y la buena vida no son más que el preludio del día de la matanza.
    El v. 6 contiene la afirmación de la solidaridad de Jesús -el inocente- con los oprimidos y explotados y, al tiempo que culpa a los ricos de su muerte -«Condenasteis y asesinasteis al inocente»-, revela que ésta -su muerte- estuvo relacionada con aquella solidaridad con los pobres.

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