Domingo 24º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Segunda Lectura: 1ª Timoteo 1,12-17

 

Texto

    12 Qué agradecido estoy al que me dio fuerzas, al Mesías Jesús Señor nuestro, por la confianza que tuvo en mí al designarme para su servicio; 13 en mí, antes un blasfemo, perseguidor e insolente. A pesar de eso, como lo hacía con la ignorancia del que no cree, Dios tuvo misericordia de mí; 14 y se desbordó la generosidad de nuestro Señor, dándome fe y amor cristiano.
    15 Mucha verdad es ese dicho y digno de que todos lo hagan suyo: «que el Mesías Jesús vino al mundo para salvar pecadores»; 16 nadie más pecador que yo, pero, precisamente por eso, Dios tuvo misericordia de mí, para que el Mesías Jesús mostrase en mí el primero hasta dónde llega su paciencia, proponiendo un ejemplo típico a los que en el futuro creyesen en él para obtener vida eterna.
    17 Al Rey de los siglos, al inmortal, invisible y único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Notas

    Pablo, partiendo de su propia experiencia y, en concreto, de su conversión, explica cómo el amor de Dios es tan generoso que abarca a todos, incluso a los pecadores. En el caso de Pablo, la acción amorosa de Dios lo cambió, sustituyendo en él las actitudes que lo convertían en un blasfemo y en un perseguidor de los cristianos por la fe y el amor cristiano y por un firme compromiso con el proyecto de Jesús.
    Esta experiencia confirma la convicción del autor de la carta de que «Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores». A ese Dios, que se ha manifestado en Jesús, da gloria Pablo mediante la doxología que cierra la lectura.

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