Domingo 7º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Segunda Lectura: 1ª Corintios 3,16-23

 

Texto

   16 ¿Habéis olvidado que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? 17 Si uno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo y ese templo sois vosotros.
    18 Nadie se engañe: el que se las da de listo entre vosotros al modo de este mundo, vuélvase necio para ser listo de veras. 19 Porque el saber del mundo es necedad a los ojos de Dios, como dice la Escritura:  Él coge a los listos en su propia astucia (Job 5,13), 20 y en otro sitio: El Señor conoce lo fútiles que son las argucias de los listos (Sal 93,11).
    21 Total, que nadie ponga su orgullo en hombres, porque todo es vuestro: 22 Pablo, Apolo, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, lo presente y lo por venir, todo es vuestro; 23 pero vosotros sois de Cristo y Cristo de Dios.

Notas

    Pablo, que se ha dirigido en el capítulo anterior a los cristianos maduros, a los que él llama  hombres hechos (2,6), critica ahora la inmadurez de los corintios «gente débil, cristianos en la infancia» (3,1). La razón de su crítica son las divisiones que han aparecido en la comunidad: se han formado grupos que siguen, cada uno de ellos, a los distintos predicadores del mensaje (3,4-5). Esas divisiones, dice Pablo, ponen el peligro el trabajo de todos ellos, que no es otro que construir único el edificio de Dios, edificio del que forman parte los cristianos de Corinto (3,6-9).
    Advierte a continuación a los responsables de dichas divisiones que el trabajo de cada uno será finalmente evaluado, lo que mostrará el valor de la tarea realizada (3,10-15).
    Vuelve de nuevo a la metáfora que representa la comunidad como un edificio pero ahora llenándola de contenido teológico: la comunidad es un templo, pues ella es el lugar en el que Dios se hace presente. Por ello el que destruye la unidad de la comunidad está destruyéndose a sí mismo.
    Advierte a continuación a los que intentan aprovechar esa situación, dándoselas de listos... al modo de este mundo, oponiendo de nuevo el falso saber del mundo a la auténtica sabiduría a los ojos de Dios.
    Termina el capítulo resumiendo este mensaje: Los cristianos no deben dar su adhesión a líderes humanos; los apóstoles y todos los que han predicado el mensaje están al servicio de la comunidad; y todo los que existe, la vida, y la historia constituyen el escenario en el que los cristianos deberán realizar su fidelidad a Jesús y, a través de él, al Padre Dios.

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