31 ¿Hablan todos en lenguas?, ¿pueden todos traducirlas? Pues ambicionad los dones más valiosos. 13 1 Y me queda por señalaros un camino excepcional. Ya puedo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles, que, si no tengo amor, no paso de ser una campana ruidosa o unos platillos estridentes. 2 Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo secreto y todo el saber; ya puedo tener toda la fe, hasta mover montañas, que, si no tengo amor, no soy nada. 3 Ya puedo dar en limosnas todo lo que tengo, ya puedo dejarme quemar vivo, que, si no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor es paciente, es afable; el amor no tiene envidia, no se jacta ni se engríe, 5 no es grosero ni busca lo suyo, no se exaspera ni lleva cuentas del mal, 6 no simpatiza con la injusticia, simpatiza con la verdad. 7 Disculpa siempre, se fía siempre, espera siempre, aguanta siempre. 8 El amor no falla nunca. Los dichos inspirados se acabarán, las lenguas cesarán, el saber se acabará; 9 porque limitado es nuestro saber y limitada nuestra inspiración y, 10 cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como un niño, tenía mentalidad de niño, discurría como un niño; cuando me hice un hombre, acabé con las niñerías. 12 Porque ahora vemos confusamente en un espejo, mientras entonces veremos cara a cara; ahora conozco limitadamente, entonces comprenderé como Dios me ha comprendido. 13 Así que esto queda: fe, esperanza, amor, estas tres; y de ellas la más valiosa es el amor.
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Terminada la reflexión sobre los carismas Pablo exhorta a los cristianos de Corinto a buscar la excelencia en el amor. Toda expresión de fe y de vida comunitaria encuentra su sentido en la práctica del amor fraterno, es decir, en el interés sincero, efectivo y eficaz por el bien de los demás. Y, al contrario, cualquiera de los carismas deja de tener valor si no está respaldado por un modo de vida que contenga esta que es la característica fundamental de la vida cristiana. Hasta expresiones de aparente generosidad o de entrega a la causa del evangelio -«dar en limosnas todo lo que tengo... dejarme quemar vivo...»- pueden carecer de valor si están motivadas por algo distinto -¿vanidad, orgullo, soberbia?- del amor. Pablo destaca algunas de las características del amor, mirando a la situación de la comunidad ce Corinto. Pero la característica más importante es que el amor es garantía de acierto pues el amor no falla nunca. El amor es, además de signo y expresión de madurez en la fe, la única actitud vital del cristiano que perdurará después de la muerte. Esta afirmación supone, por un lado, la primacía de esta virtud sobre las otras dos fundamentales, la fe y la esperanza; pero sobre todo indica que la salvación definitiva se anticipa en la comunidad mediante la práctica del amor fraterno. |