¹² Además, la palabra de Dios es viva y enérgica, más tajante que una espada de dos filos, penetra hasta la unión de alma y espíritu, de órganos y médula, juzga sentimientos y pensamientos. ¹³ No hay criatura que escape a su mirada, todo está desnudo y vulnerable a sus ojos, y es a ella a quien habremos de dar cuenta.

    Concluye con estos versículos una larga exhortación a ser fieles a la palabra de Dios, fidelidad que exige esfuerzo y constancia pero que garantiza la entrada en el descanso de Dios, en la nueva tierra prometida.
    La palabra, que invitó a participar así de la salvación que Dios ofrece, será también jueza rigurosa que discierne, en lo más íntimo de nuestras decisiones y sentimientos, lo que está o no de acuerdo con el proyecto salvador de Dios.