2 El sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. 3 Era a mediados de septiembre. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. 4 Esdras, el letrado, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. 5 Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en un puesto elevado- y cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. 6 Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén». Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. 7 Los levitas... 8 Leían el libro de la Ley de Dios traduciéndolo y explicándolo para que se entendiese la lectura. 9 El gobernador Nehemías, el sacerdote y letrado Esdras y los levitas que instruían al pueblo, viendo que la gente lloraba al escuchar la lectura de la Ley, le dijeron: - Hoy es un día consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis. 10 Después añadió: - Id a casa, comed buenas tajadas, bebed vinos generosos y enviad porciones a los que no tienen nada, porque hoy es día consagrado a nuestro Dios. No ayunéis, que al Señor le gusta que estéis fuertes. |
Los libros de Esdrás y Nehemías (originalmente un solo libro) relatan, por un lado, la vuelta del exilio y reconstrucción material de la ciudad Jerusalén y su templo, y la recuperación del modo de vida de la comunidad israelita, por otro. El tiempo al que se refieren abarca desde el 538 a.C. hasta poco después de 424 a.C. Esdrás, levita fiel al Señor, es el responsable de llevar a cabo esta renovación espiritual en la que la Ley de Moisés adquiere una especialísima relevancia. En este contexto hay que entender la importancia que tiene la proclamación pública de la ley a la que se refiere la primera lectura, inmediatamente antes de la celebración de la fiesta de las chozas, que recuerda el camino del éxodo y constituye una renovación de la alianza. Los levitas, después de la lectura de la ley, la traducían o explicaban su contenido. En esta ceremonia han visto los historiadores el origen de la liturgia sinagogal, a la que hace alusión el evangelio de este domingo. |