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Escrito por Rafael J. G. A. | Imprimir | Visto: 492

Domingo 6º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Primera lectura: Levítico 13,1-2.44-46

Enfermedades de la piel

            El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
² - Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel y se le produzca una afección cutánea, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. ⁴⁴ Se trata de un hombre con afección cutánea: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de afección en la cabeza.
        ⁴⁵ El que ha sido declarado enfermo de afección cutánea andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: ¡Impuro, impuro!
         ⁴⁶ Mientras le dure la afección seguirá impuro. Vivirá apartado y tendrá su morada fuera del campamento.

            Normas que regulan la situación de impureza legal y los rituales para hacerla desaparecer. Este párrafo se refiere, en concreto, a la impureza causada por enfermedades de la piel, a las que, de manera genérica, las traducciones se refieren como “lepra”.
             Debido a que es a los sacerdotes a quienes corresponde decidir si una determinada afección debe ser considerada causa de impureza, una norma que en un principio se podría considerar como de carácter higiénico, adquiere un significado religioso: como toda enfermedad, la lepra se considera un castigo divino por el pecado (ver, por ejemplo Nm 12,9-15; 2Cr 26, 19-21, aunque en el libro de Job 2,8 se trata de una prueba más con la que Satanás trata de desacreditar la fidelidad de Job).
             Una vez declarada la impureza por esta causa, el que se vea afectado por ella debe vivir aislado del resto de la comunidad y evitar todo contacto con los demás mientras la afección/impureza permanezca.
             Según el judaísmo posterior esta enfermedad desaparecería en la época mesiánica.

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