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Domingo 6º del Tiempo Ordinario Ciclo B |
11 de febrero de 2018 |
La enfermedad no está en el enfermo
El leproso no estaba enfermo; la enfermedad estaba en la institución religiosa y en la sociedad que lo marginaba. Por eso la salud llega con el amor, con la solidaridad que se expresa en la rebeldía compartida contra la Ley injusta. Esa es la enseñanza del evangelio de este domingo.
Nuestra sociedad genera cada vez más marginación. Pero nos equivocamos cuando buscamos la causa en los marginados. La enfermedad está en este otro lado.
¿La solución? Leamos atentamente este pasaje del evangelio y asimilemos su enseñanza. Y saquemos -cada uno, cada comunidad- las consecuencias.
Domingo 5º del Tiempo Ordinario Ciclo B |
4 de febrero de 2018 |
Servicio libre y liberador por la fraternidad
El servicio que ofrece Jesús y el que asumen sus colaboradores -los que convivieron con él y los de todos los tiempos- es liberador porque es expresión de libertad ya lograda -no sólo respecto a cadenas externas, sino también respecto al propio egoísmo y a todo tipo de fanatismo- y expresión de una calidad de amor tal que lleva a sentirse y a vivir como hijos de Dios y hermanos de todos los hombres; y, en coherencia con lo anterior, porque se propone como objetivo que todas las persona lleguen a ser libres y establezcan entre ellas relaciones fraternas.
Domingo 4º del Tiempo Ordinario Ciclo B |
28 de enero de 2018 |
Claro que existen los demonios
Todavía hay algunos sueltos. Y no están en el infierno, sino mucho más cerca. Pero ya es posible identificarlos y desenmascararlos. Desde que Jesús los descubrió, han perdido toda autoridad. De todos modos, ¡cuidado con ellos! Saben disfrazarse y siguen teniendo efectos letales sobre quienes caen bajo su dominio. En todo caso, sigue vigente la oferta y la posibilidad de liberación encarnada en Jesús de Nazaret.
Domingo 3º del Tiempo Ordinario Ciclo B |
21 de enero de 2018 |
Buena noticia ya para este Tierra
Se produjo por primera vez hace dos mil años aproximadamente, en la orilla del mar de Galilea. Se repite cada vez que tomamos conciencia de que Dios ofrece una esperanza de salvación -aquí y ahora- para la humanidad. Y se responde cada vez que se confiesa -en el compromiso por la transformación del mundo, en la lucha contra la injusticia- la fe en la utopía de un mundo de hombres -varones y mujeres- hermanos.
Domingo 2º del Tiempo Ordinario Ciclo B |
14 de enero de 2018 |
¿Donde encontrarlo? ¿Dónde vive?
¿Dónde podemos encontrarnos con Jesús? ¿Dónde podemos experimentar su presencia? ¿dónde encontrar realizado su proyecto? La fe es, fundamentalmente experiencia del amor de Dios, experiencia de su acción liberadora, experiencia de su presencia vivificadora: experiencia de libertad y amor, de vida compartida con Jesús de Nazaret... Pero hoy, ¿dónde podemos encontrarlo? ¿dónde vive?
Bautismo de Jesús |
7 de enerto de 2018 |
Su bautismo y nuestro bautismo
Juan proclama que tras él llega quien va a bautizar con Espíritu Santo. En qué consiste ese nuevo bautismo y a qué compromete queda explicado en el propio bautismo de Jesús. Es la culminación de la creación pues hace al hombre hijo de Dios. Y es también compromiso: a no ahorrarse nada, ni la propia vida siquiera, en la lucha por construir un mundo de hermanos.
Epifanía del Señor - Ciclo B
Primera Lectura: Isaías 60,1-6
Texto |
1 ¡Levántate, brilla Jerusalén, que llega tu luz |
Notas |
El anuncio de la liberación, que se repite una y otra vez en el mensaje de Isaías, adquiere en este texto una dimensión universalista que revela el auténtico sentido de la elección: Dios se ha fijado en Israel y lo ha elegido para que sirva de guía y de modelo al resto de las naciones. |
1En tu pueblo todos serán justos y poseerán por siempre la tierra: es el brote que yo he plantado, la obra de mis manos, para gloria mía. 2Entonces romperá la luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá, gritarás, y te dirá: Aquí estoy. Cuando destierres de ti los cepos, y el señalar con el dedo, y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento, y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía. |
Epifanía del Señor |
6 de enerto de 2018 |
Que no sirva de pretexto
Epifanía significa manifestación: Dios se ha manifestado a toda la humanidad en la persona de Jesús. Este es el mensaje central del evangelio de hoy: el diálogo de Dios con la humanidad ha roto todas las fronteras; su palabra, su mensaje, su proyecto está dirigido a toda la humanidad. Y se ha manifestado para que lo que nos dice, para que lo que sabemos -que Dios quiere ser padre de todas las personas que acepten vivir como hermanas-, no lo guardemos para nosotros, sino que lo pongamos al servicio de los demás. Por eso Dios jamás podrá servir -legítimamente- de pretexto para enfrentar a los hombres.
María, “Madre de la Liberación”
«De modo que ya no eres esclavo, sino hijo». Con estas palabras afirma Pablo en la carta a los Gálatas que lo que Dios quiere para el hombre es que sea plenamente libre y, en su Hijo, afirma la posibilidad y el derecho a ser libres pues nos llama a ser hijos e hijas suyas, hermanas y hermanos del hijo de Dios. Por eso, porque él quiso ser hermano nuestro en María y porque ella siempre fue fiel al Dios de la liberación, podemos llamarla “Madre de la Liberación”.
Semilla de una gran familia
Dios quiso ser hijo en una pequeña y humilde familia de Galilea para, desde ella, empezar su tarea de proponer a la humanidad el ideal de una gran familia; quiso amar a sus padres para, siendo hijo, enseñarnos a todos a ser hermanos, hijos de un solo Padre; y por medio de esa familia se integró, como hombre, en la Historia de la Liberación para abrirle camino, por la justicia, al amor. La familia cristiana debe ser una pequeña comunidad cristiana, en la que los valores evangélicos encuentren el más fértil campo de cultivo: la experiencia del amor y el compromiso con la liberación de los pobres deben ser sus rasgos distintivos. Y la alegría de saber que, en el Padre de Jesús, todos, padres e hijos, somos hermanos.