Domingo de Pentecostés - Ciclo A - Evangelio
Juan 20,19-2
19 Ya anochecido, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del sitio donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos, llegó Jesús, haciéndose presente en el centro, y les dijo: |
Los discípulos, que mantienen su adhesión a Jesús, está asustados. Temen a los poderosos que les pueden arrebatar la vida, como hicieron con Jesús. Y todavía no saben, no han experimentado, que Jesús está vivo. Y es que todavía estamos en el primer día de la semana, todavía se está realizando la creación de una humanidad nueva de la que ellos son prenda y semilla.
Contexto eucarístico. Presencia de Jesús en medio de la comunidad; en su cuerpo las señales de su amor y, a la vez, del odio que lo llevo a la muerte: esas señales testimonian que el resucitado es la misma persona que murió en la cruz. Les desea -y al hacerlo les devuelve- la paz; y el miedo se convierte en alegría. Jesús los hace partícipes y continuadores de su misión que procede del Padre; y les comunica el Espíritu Santo, que les dará autoridad y fuerza acoger en la comunidad a quienes asuman el proyecto de Jesús y para denunciar cualquier tipo de complicidad con el injusto sistema de este mundo.