³⁸ Mientras iban de camino entró también él en una aldea, y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa. ³⁹ Ésta tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras. ⁴⁰ Marta, en cambio, se dispersaba en múltiples tareas. Se le plantó delante y le dijo:
    - Señor, ¿no se te da nada de que mi hermana me deje sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
    ⁴¹ Pero el Señor le contestó:
    - Marta, Marta, andas preocupada e inquieta con tantas cosas: ⁴² sólo una es necesaria. Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará.

    De modo simbólico y con una intención ejemplarizante para su comunidad, Lucas presenta dos modos de situarse ante el mensaje de Jesús.
    El escenario es totalmente nuevo. Los discípulos no se nombran, pues están simbolizados en las dos hermanas, cada una de las cuales encarna un tipo de seguidores de Jesús.
    Marta simboliza a aquellos que, de modo poco reflexivo, identifican el mensaje de Jesús con sus propias opiniones y tradiciones y las ponen en práctica sin atender a la radical novedad de la Buena Noticia.
    María, por el contrario, escucha sólo a Jesús, se empapa de ese mensaje y trata de entenderlo para después ponerlo en práctica -¡por supuesto!- con pleno conocimiento y con toda coherencia.