Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Evangelio: Lucas 17, 5-10
Texto |
5Los apóstoles le pidieron al Señor: |
Notas |
Después de la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro, Jesús exhorta a sus discípulos a mantenerse lejos de la doctrina farisea al tiempo que lanza una seria advertencia para los culpables de escándalo, es decir, para los que ponen en peligro la fidelidad al compromiso de los que han optado por vivir al modo de Jesús (los pequeños) (1,1-3a). Igualmente, y contra la predisposición de los fariseos a constituirse en jueces y a condenar a quien se equivoca sin darle opción a rectificar, Jesús pondera la importancia y la necesidad de restablecer, mediante el perdón, la unidad y la armonía dentro de la comunidad (17,3b-4). Ante la seria exigencia de las condiciones que Jesús pone a los que quieren ser sus discípulos, éstos le piden que les aumente la fe. Pero Jesús no acepta la petición; el problema no es la cantidad de fe, sino que esta sea auténtica; y la autenticidad supone la ruptura total con las antiguas ideas e instituciones (la antigua institución está representada por la morera: arrancada de raíz y arrojada al mar expresa la ruptura de todos los lazos con ella). Las palabras que siguen parecen entrar en contradicción con lo que Jesús había dicho a sus discípulos, según nos cuenta el mismo evangelio de Lucas. ¿Cómo si anteriormente les ha dicho que están llamados a ser Hijos del Altísimo (Lc 6,35) les dice ahora que se comporten como siervos? Estas palabras que dice Jesús a los suyos hay que entenderlas en el contexto del reproche sobre la insuficiente calidad de su fe: si no han roto plenamente con la ideología farisea ¡pues que sean coherentes con ella! Y, después de haber cumplido toda la Ley, considérense siervos inútiles. |