Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Evangelio: Mateo 21,28-32
28- A ver, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero diciéndole: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña". 29Le contestó: "No quiero"; pero después sintió remordimiento y fue. 30Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Este contestó: "Por supuesto, señor", pero no fue. 31¿Cuál de los dos cumplió la voluntad del padre? |
En el marco de un enfrentamiento con los dirigentes políticos y religiosos de Israel (que comienza en 21,12-18 con el episodio de la expulsión de los mercaderes del templo), Jesús les propone esta parábola en la que los compara con los grupos sociales más despreciados por ellos: recaudadores de impuestos (colaboracionistas con los romanos y casi siempre ladrones y aprovechados) y prostitutas.
El sentido de la parábola es claro: el hombre se conforma con la voluntad de Dios no con las palabras, sino con los hechos; por eso los que están más cerca de Dios son los que con su vida y su comportamiento tratan de poner en práctica sus exigencias.
En la comparación, los dirigentes salen mal parados: ellos (representados en el hijo que dijo que iba a trabajar, pero no fue) se consideran y se presentan como “los buenos”, los justos; pero en el fondo de su corazón y especialmente en su comportamiento no sólo están lejos de Dios, sino que, al abandonar el cuidado de la viña que les estaba encomendado a ellos (ver Mt 21,35-46, que se leerá el domingo próximo), son culpables de que el pueblo también se haya alejado de Él; por eso ha sido hostil su respuesta al mensaje de Jesús, al contrario de lo que ha sucedido con quienes, en medio de sus miserias, han sido mucho más sensibles al mensaje de liberación que Jesús proclama, lo han acogido y tratan de ponerlo en práctica.