Domingo 8º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Salmo responsorial: Salmo 62,2-3.7-9

 

Texto

2 Sólo en Dios descansa mi alma,
     porque de él viene mi salvación;
3 sólo él es mi roca y mi salvación,
     mi alcázar: no vacilaré
.

6 Descansa sólo en Dios, alma mía,
     porque él es mi esperanza;
7 sólo él es mi roca y mi salvación,
     mi alcázar: no vacilaré.


8 De Dios viene mi salvación y mi gloria,
     él es mi roca firme,
     Dios es mi refugio.

9 Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón.

Notas

    Oración de confianza.
     La situación vital en la que se encuentra el salmista se describe en los versículos que no se recitarán en la celebración (vv. 4-5). Se trata de un personaje acosado: Todos juntos se han confabulado para destruirlo mediante la mentira y la maledicencia.
     En medio de esta situación el salmista pone toda su confianza y seguridad en el Señor: en medio de ese mar de amenazas, Dios se muestra como roca salvadora; asediado por todos, encuentra su refugio -su alcázar- en el Señor que es, al mismo tiempo, su salvación presente y esperanza de que esa salvación se mantendrá en el futuro.
     Su experiencia le sirve como argumento para invitar a los demás a adoptar una actitud de confianza: no hay otro camino para alcanzar la salvación sino refugiarse en Dios. El singular del v. 8 -Dios es      mi refugio-, pasa ahora al plural: Dios es nuestro refugio.
     Lamentablemente no se recitarán en la celebración los versos que descubren dónde se busca con frecuencia, pero dónde no se podrá encontrar la seguridad:
               No confiéis en la opresión,
                    no pongáis ilusiones en el robo;
               y aunque crezcan vuestras riquezas,
                    no les deis el corazón.