Domingo 29º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Salmo responsorial: Salmo 120(121),1-8
Texto |
1 Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? 2 - El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 3 No permitirá que tropiece tu pie, tu guardián no duerme; 4 no duerme ni reposa el guardián de Israel. 5 El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha: 6 de día el sol no te hará daño ni la luna de noche. 7 El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu vida; 8 el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. |
Notas |
Canto de peregrinación en el que el salmista, al iniciar su camino hacia Jerusalén, expresa una plena confianza en la protección que Dios le ofrece. La pregunta con la que comienza y la correspondiente respuesta sintetizan todo el sentido del salmo del que el resto de los versos no son sino variaciones sobre el mismo tema. La mirada dirigida a los montes, que introduce la pregunta acerca del origen de la protección que espera el salmista, puede tener una doble lectura: o bien es una pregunta retórica que anticipa la respuesta (estaría refiriéndose a Sión en donde estaba el Templo y, por tanto, el lugar de la presencia de Dios), o bien tiene un tono polémico (los montes serían el lugar de cultos idolátricos a otros dioses). La respuesta del v. 2, en cualquier caso, identifica al Dios de Israel -el Señor, Yawheh- con el Dios de toda la creación. El resto de los versos expresa con diversas imágenes (entre las que destaca la de guardián: seis veces se repite la raíz de guardar) la profunda confianza en la protección que Dios ofrece al salmista en toda situación, en cualquier instante y en cualquier circunstancia de la actividad humana. |