Domingo 29º del Tiempo Ordinario -Ciclo A

Primera Lectura: Isaías 45,1.4-6

 

Texto

1 1 Así dice el Señor a su Ungido,
    Ciro, a quien lleva de la mano:
Doblegaré ante él las naciones,
    desceñiré las cinturas de los reyes,
abriré ante él las puertas,
    los batientes no se le cerrarán.
4 Por mi siervo Jacob,
    por mi escogido Israel,
te llamé por tu nombre, te di un título,
    aunque no me conocías.
5 Yo soy el Señor y no hay otro;
    fuera de mí no hay dios.
Te pongo la insignia,
    aunque no me conoces,
6 para que sepan de oriente a occidente
    que no hay otro fuera de mí.
Yo soy el Señor, y no hay otro.

Notas

    Año 539 a. C.: Ciro conquista Babilonia y promulga un decreto que pone fin al exilio judío.
    Desde mediados del siglo VI, Ciro se había convertido en una amenaza para Babilonia; Nabónides, rey de Babilonia se alió con Egipto y Lidia, pero todo fue inútil. Las noticias de las victorias de Ciro frente a los aliados de Babilonia y el progresivo aislamiento de esta debilitada potencia llegaron a los exiliados. El profeta que conocemos como Deuteroisaíasel Segundo Isaías entiende los hechos históricos a la luz de su fe y, así, interpreta la aparición de Ciro en escena como una nueva intervención de Dios en favor de la liberación de su pueblo.
    El Señor aparece como soberano de la historia, «Yo soy el Señor, y no hay otro», por eso puede elegir como su ungido a un gentil, aunque su acción estará siempre centrada en la liberación de su pueblo que, precisamente por la elección de un pagano como instrumento suyo para realizarla, se vislumbra como germen de la liberación que Él ofrecerá a todos los pueblos oprimidos, anuncio de la liberación de toda la humanidad.