Epifanía del Señor - Ciclo C
Primera Lectura: Isaías 60,1-6
Texto |
1 ¡Levántate, brilla Jerusalén, que llega tu luz La gloria del Señor amanece sobre ti! 2 Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; 3 y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes a la luz de tu aurora. 4 Levanta la vista en torno, mira: todos esos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. 5 Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. 6 Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor. |
Notas |
El anuncio de la liberación, que se repite una y otra vez en el mensaje de Isaías, adquiere en este texto una dimensión universalista que revela el auténtico sentido de la elección: Dios se ha fijado en Israel y lo ha elegido para que, realizando el proyecto que Dios tiene para la humanidad, sirva de guía y de modelo al resto de las naciones. La gloria de Dios consiste en la vida del pueblo que, poniendo en práctica la voluntad del Señor (ver Is 60,21) muestra a toda la humanidad que es posible salir de la tiniebla -de la injusticia, del pecado- y vivir a plena luz. La verdadera religiosidad, acaba de decir el profeta, es la práctica de la justicia y precisamente en eso consiste la luz (58,8-11). Esa luz es la que atraerá tanto a los israelitas dispersos por el mundo como al resto de los pueblos, que mostrarán su admiración y respeto mediante las ofrendas con que se presentarán ante el Señor, proclamando su grandeza. |