Domingo 5º de Pascua - Ciclo A - Evangelio
Evangelio: Juan 14,1-12
14 1 No estéis intranquilos; mantened vuestra adhesión a Dios manteniéndola a mí. 2 En el hogar de mi Padre hay vivienda para muchos; si no, os lo habría dicho. Voy a prepararos sitio. 3 Cuando vaya y os lo prepare, vendré de nuevo y os acogeré conmigo; así, donde estoy yo estaréis también vosotros. 4 y para ir adonde yo voy, ya sabéis el camino. |
En el contexto de la última cena, Jesús se despide de sus discípulos; «ya -les acaba de decir- me queda poco que estar con vosotros» (13,33). Ahora calma su intranquilidad ante la cercanía de la separación: Jesús se marcha, pero no los olvida. Va a prepararles sitio a la casa del Padre de la que ya conocen el camino: Jesús mismo. Un camino empedrado de amor leal y de la única verdad absolutamente incontestable, la vida. Ese camino tiene, pues, una meta: el Padre, con quien Jesús se identifica.
En la actividad de Jesús se hace presente el Padre; y, en la medida en que la actividad -la vida- de sus seguidores se ajuste a las exigencias del proyecto de Jesús, ésta será también reveladora, manifestadora, de la gloria del Padre. El vínculo de unión de la comunidad con Jesús y el Padre, que ha de manifestarse en la vida de sus seguidores y se estrecha y se fortalece mediante la oración (14,12-14).