Domingo 22º del Tiempo Ordinario |
3 de septiembre de 2017 |
La vida acabará venciendo
No es literatura; ni romanticismo barato. Por el evangelio hay que estar dispuestos a jugarse la vida. Después de haber celebrado más de dos mil veces el Viernes Santo, no debería ser necesario decirlo. No basta con recordar la vida, pasión y muerte de Jesús; hay que cargar con la cruz y seguirlo. Aunque jugamos con ventaja; pues sabemos que, ya desde ahora y para siempre, la vida acabará venciendo.
Con amor y libertad
No es amor el silencio ante el mal. Libres del miedo a la muerte y libres del sometimiento a la ley, los cristianos estamos en disposición de llegar a ser plenamente personas, plenamente libres y, así, dar sentido a toda nuestra vida y a la convivencia con otros hombres por medio del amor. Pero el amor nos obliga a hablar con toda libertad y con toda lealtad, contra el odio, contra el egoísmo, contra la injusticia..., contra todo lo que hace sufrir injustamente a otros hombres. Y a favor de todo lo que los hace libres y felices.
Domingo 24º del Tiempo Ordinario |
17 de septiembre de 2017 |
¿Perdonar en este mundo violento?
Abrir un periódico, encender la radio o el televisor y empezar a leer, escuchar o ver noticias de violencia (terrorismo, represión, violencia machista...) todo es uno. ¿Se puede hablar de perdón en este contexto? A las víctimas de un atentado, a los familiares de una mujer asesinada, a los torturados en un régimen represor, a los inocente mutilados -efectos colaterales- por un bombardeo... ¿Se les puede sugerir que perdonen?
El Padre Dios quiere que nos perdonemos porque quiere que nos queramos sin medida y porque sólo si conseguimos romper el círculo del odio y del rencor este mundo podrá ser, en lugar de un valle de lágrimas, un reino de felicidad.
Domingo 25º del Tiempo Ordinario |
24 de septiembre de 2017 |
Pablo anima a los cristianos de Filipos a mostrarse a la altura de la Buena Noticia del Mesías; pero, ¡atención! que las medidas de Dios son muy diferentes de las medidas de los hombres. Leamos con atención el evangelio de hoy, apliquémoslo a los distintos ámbitos de la vida y de la sociedad humana, a las diversas actividades humanas y, por supuesto, a la organización de la comunidad cristiana; y descubriremos qué distintos son los caminos de Dios y los nuestros, qué distinta su justicia a la de nuestro mundo.
Domingo 26º del Tiempo Ordinario |
1 de octubre de 2017 |
El reino de Dios no es sólo ni principalmente práctica religiosa, sino un modo de vida configurado por una convicción fundamental: que Dios quiere ser Padre de todos, que todos somos hermanos y que es misión nuestra realizar en nuestra vida la fraternidad y empujar a nuestro mundo hacia este ideal. Eso es trabajar en la viña; y esa es la tarea que Dios nos encomienda. ¿Qué respondemos, de hecho, cuando el Padre nos manda a realizar ese trabajo? ¿Cuál de las dos respuestas que aparecen en el evangelio de hoy nos describe mejor?
Domingo 27º del Tiempo Ordinario |
8 de octubre de 2017 |
Un pueblo que produzca esos frutos
Los dirigentes de Israel, orientando mal al pueblo, hicieron que se frustrara el plan de Dios. Jesús denuncia enérgica y claramente la culpa de los dirigentes, pero no exime de responsabilidad a un pueblo que aceptó sin demasiadas protestas el yugo que éstos le impusieron. Por eso Jesús anuncia que el Reino de Dios pasará, no a otros dirigentes, sino a otro pueblo que deberá asumir el compromiso de dar los frutos que Dios espera: derecho, justicia, libertad, amor, felicidad. Esa es nuestra responsabilidad.
Domingo 28º del Tiempo Ordinario |
15 de octubre de 2017 |
Trajes desde luego, no nos faltan; ni dentro ni fuera de las iglesias; ornamentos litúrgicos, trajes de primera comunión, vestidos de novia; camisas de un color, chaquetas de otro... ¡Si por chaquetas fuera...! Pero puede que estemos equivocándonos de traje, o quizá, confundiendo la fiesta.
La parábola que leemos en el evangelio de este domingo no habla de ropa. Además de ser una nueva denuncia de los responsables religiosos y políticos del pueblo de Israel, contiene una advertencia para los cristianos: no se puede jugar con dos barajas. No se puede pretender formar parte del reino de Dios y conservar el modo de pensar de este viejo mundo; no se puede decir que Dios es nuestro Padre sin trabajar para organizar el mundo de tal modo que los seres humanos podamos vivir como hermanos. Ese es el vestido de fiesta que se nos exige: no un traje que nos separa a unos de otros, sino una ropa -una actitud- que nos iguala como hijos y como hermanos.
Domingo 29º del Tiempo Ordinario |
22 de octubre de 2017 |
Los fariseos, de boquilla, eran enemigos irreconciliables del César; pero llevaban en el bolsillo su imagen impresa en las monedas. Jugaban con dos barajas, eran unos fulleros. Y a Jesús, que los está desenmascarando y poniendo en evidencia, tratan de ponerle una trampa para enemistarlo con el pueblo o para hacerlo objeto de la persecución de los poderosos. Pero Jesús, con su respuesta los pone en evidencia a ellos. Y, quizá, también a nosotros.
Domingo 30º del Tiempo Ordinario |
29 de octubre de 2017 |
Los israelitas tenían un código de más de seiscientas leyes religiosas, y entre los entendidos se discutía cuál de ellas era la más importante. Los fariseos quisieron involucrar a Jesús en la discusión. Y Jesús volvió a sorprenderles. Al unir en uno los dos mandamientos más importantes de la Ley de Moisés, Jesús anuncia que los amores de los que hablan, el amor a Dios y el amor al prójimo que algunos quisieron separar, ahora definitivamente se funden. Amor... y basta, como decía Agustín de Hipona: «ama y haz lo que quieras.»
Solemnidad de Todos los Santos |
1 de noviembre de 2017 |
Más que como ejemplo de vidas comprometidas con el proyecto de Jesús se nos presentaba a los santos como expertos en milagros. La Iglesia, con plena coherencia, propone el ideal evangélico de las bienaventuranzas en la en la fiesta de Todos los Santos. Esto equivale a decir: vivir así... ¡eso es ser santo!
Trabajar en una perspectiva solidaria, mantener en la vida un horizonte utópico, creer que los hombres podemos ser hermanos y vivir como tales no parece una propuesta actual cuando la historia parece ir en dirección opuesta. Vivir la fe pendiente de los sufrimientos, necesidades y esperanzas de los pobres y los oprimidos -incluso en medio de una dura crisis económica de la que aún no han salido los pobres- y comprometidos con la tarea de hacer que nuestro mundo sea justo y -así- santo... ¡eso es ser santo!
Domingo 31º del Tiempo Ordinario |
5 de noviembre de 2017 |
Sólo un Señor, sólo un Padre para los que se han comprometido a vivir como hermanos y a trabajar para que el mundo sea mundo de hermanos. No más padres no más señores. Al contrario, todos, sin excepciones, porque nos sabemos hermanos, libres; y porque como hermanos nos queremos, servidores -por amor- unos de otros.
Domingo 32º del Tiempo Ordinario |
12 de noviembre de 2017 |
A los cristianos se nos ha acusado de esconder el dolor que provoca la opresión y de anular la rebeldía contra la injusticia hablando de la otra vida; hoy, sin embargo, se expresan opiniones que justifican el egoísmo y la insolidaridad diciendo que hay que aprovechar la única vida que tenemos. La esperanza verdaderamente cristiana nos compromete a ser testigos de la vida y del amor, anunciando un más allá que nos lleva a vivir, aquí y ahora, comprometidos en la construcción de un mundo mejor.
Domingo 33º del Tiempo Ordinario |
19 de noviembre de 2017 |
Fe, confianza y riesgo
Si los que adoran al dinero están dispuestos a darlo todo por conseguir para sí mismos riquezas mayores, nosotros que tenemos en nuestras manos la mayor riqueza que un hombre pueda poseer -el evangelio de Jesús, el amor del Padre, la fraternidad que crea el Espíritu- no podemos dejarla improductiva. Arriesguemos lo que haga falta y hagamos que esa riqueza sea rentable, es decir, que sea compartida por muchos más.
Domingo 34º del Tiempo Ordinario Cristo Rey |
26 de noviembre de 2017 |
En favor del hombre
Dios no es imparcial. Y Jesús, el Hombre que en nombre de Dios juzgará a todos los pueblos tampoco. Entre los que sufren y los que hacen sufrir, los que pasan hambre y los que causan hambre, los perseguidos por causa de la justicia y los injustos perseguidores, Dios -el Padre- ya ha tomado partido... en favor del hombre.
Compromiso presente, horizonte de esperanza
Adviento es una palabra que significa venida; nos preparamos para la venida de Jesús. Pero ¿de qué venida se trata? ¿Su nacimiento, un acontecimiento del pasado? ¿Su segunda venida, en el futuro? La palabra de Dios de este domingo nos dice que entre un pasado -la múltiple experiencia del amor de Dios- y un futuro -la esperanza de que ese amor sea definitivo y se manifieste plenamente su eficacia- queda para el presente un compromiso que nace de aquella experiencia renovada día a día y que trata de anticipar la esperanza.